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domingo, 27 de diciembre de 2015

Los efectos de la crisis en la Financiación de la Seguridad Social

Según la OIT, en su artículo "Seguridad social: respuesta a la crisis" del 1-12-09 (apartado "Los efectos de la crisis en la financiación de la seguridad social"), se dice:


La crisis económica y financiera que comenzó en 2007 ha supuesto dos (2) años tumultuosos para el mundo financiero, haciendo que muchas instituciones financieras entraran en barrena y poniendo a los gobiernos en dificultades. 

Como era de esperar con una crisis de estas proporciones, los sistemas de seguridad social también se han visto afectados y los fondos de la seguridad social han sufrido pérdidas. Un gran número de estos regímenes ha asistido en 2008 a una contracción acusada de los valores de sus carteras de activos, que ha afectado a su sostenibilidad a largo plazo. No obstante, los sistemas de seguridad social han respondido a la prueba de forma eficaz con la atenuación de los efectos de la crisis. 

El reto para la seguridad social consiste ahora en seguir haciendo frente al aumento del desempleo y a la carga de la deuda futura. 

Ian Orton, que trabaja en el Observatorio de la Seguridad Social de la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS), analiza la repercusión de la crisis en la seguridad social.

A largo plazo, la crisis puede obligar a reevaluar las funciones y el ámbito de aplicación de muchos de los sistemas nacionales de seguridad social. A corto plazo, sin embargo, un reto al que se enfrentan muchos sistemas ha sido el de mantener el equilibrio financiero. 

Una encuesta reciente de la Asociación Internacional de la Seguridad Social [AISS] sobre la repercusión de la crisis en los fondos de la seguridad social ha puesto de manifiesto que muchos de los fondos, sobre todo en los países industrializados, han experimentado un rendimiento negativo de la inversión.

Muchos sistemas de pensiones nacionales han experimentado pérdidas considerables en los valores de sus carteras de activos. Por ejemplo, los resultados negativos sufridos por los países industrializados en 2008 oscilaron entre el 29,5% y el -3,2%. Pero no todos los fondos se han visto afectados en la misma medida. 

En algunos países (véase el Gráfico 1), las estrategias de inversión financiera han resultado menos arriesgadas y volátiles. Así ocurre especialmente en el caso de las estrategias centradas en títulos nacionales de renta fija, aunque las rentabilidades medias que pueden generar sean potencialmente más bajas. 

A algunos países en desarrollo les ha ido bastante bien: en 2008, el rendimiento obtenido por México fue del 7,46% y el de Tailandia, del 9,4%. Datos más recientes sobre el comportamiento de los fondos de pensiones parecen sugerir que algunos de los fondos de los países industrializados han comenzado a recuperarse, habiendo obtenido algunos de ellos resultados positivos en el segundo trimestre de 2009.

A corto y a medio plazo existen dificultades financieras adicionales de cara a la seguridad social. El aumento de las tasas de desempleo, la reducción de las cotizaciones y el incremento de nuevas demandas de prestaciones han puesto y siguen poniendo a los sistemas de seguridad social bajo una presión considerable, sobre todo porque el desempleo sigue creciendo. 

Por ejemplo, aumentar las prestaciones en efectivo o adoptar otras nuevas o congelar o reducir los porcentajes de cotización de las empresas, medidas, todas ellas, que se pueden considerar mecanismos útiles para impulsar el consumo y apoyar la actividad económica, también pueden dar lugar a desequilibrios económicos en los programas de seguridad social. 

Estas medidas, que forman parte de paquetes de estímulos más amplios, constituirán una carga financiera semipermanente para la seguridad social. El riesgo para la seguridad social es que aumenten los déficit, lo que limitaría su capacidad de abonar prestaciones suficientes en el futuro. Además, otro riesgo a medio plazo es la elevada probabilidad de una recesión prolongada del mercado de trabajo. Se trata de una posibilidad muy real y, según el Instituto Internacional de Estudios Laborales, la experiencia de crisis anteriores indica que los mercados de trabajo no se suelen recuperar hasta pasados cuatro/cinco años del inicio de la recuperación económica. 

Este supuesto equivale a la continuidad de los problemas del mercado de trabajo y sirve para reafirmar una vez más la importancia de la seguridad social para compensar el fracaso de dicho mercado. Junto a la carga adicional del envejecimiento demográfico, todos estos factores plantean problemas que tienen que ser resueltos por la seguridad social.


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